Creo que no descubro nada nuevo si pongo de manifiesto que cumplir con la normativa de auditoría de manera rigurosa y adaptarnos a los cambios cada vez más frecuentes que hay en nuestra profesión, es más costoso en aquellos despachos donde, por su dimensión, la estructura es más limitada.

Con este artículo, intentaré transmitir lo que ha supuesto para nuestro despacho (con un volumen de auditorías que no supera las veinte y donde la tipología de clientes mayoritariamente es el de la pequeña y mediana empresa familiar) adaptarnos a la nueva normativa de auditoría.

Como novedad más destacada, en el año 2018 tuvimos que reportar de acuerdo con el nuevo modelo de informes que establece la NIA-ES 700 (Revisada) y esto supuso un esfuerzo adicional para todos los miembros del equipo. En primer lugar, las necesidades de formación aumentaron de forma considerable, por este motivo, ya en el mes de septiembre justo volviendo de vacaciones, tuvimos que estudiar la nueva normativa que nos afectaba, tanto las NIA-ES 260, 510, 570, 700, 705, 706, 720, 805 “Revisadas” como la NIA-ES 701 que trata de la “Comunicación de las cuestiones clave de la auditoría en el informe de auditoría emitido por un auditor independiente”. Posteriormente, también durante esta etapa preliminar, decidimos comunicar a todos nuestros clientes los cambios que se habían producido y montamos un pequeño dosier explicativo que utilizamos como presentación, enfatizando en las novedades principales: a partir de ahí los nuevos informes de auditoría tendrían un nuevo formato y, además, incorporarían y se pondrían de manifiesto aquellos “aspectos más relevantes” de la auditoría. Dado que nuestros clientes son, en su mayoría, recurrentes, no fue difícil identificar y ponernos de acuerdo en aquellos aspectos más relevantes (cuestiones clave) que, tal y como se define en la NIA-ES 701, son aquellas cuestiones, según el juicio profesional del auditor, de mayor significatividad en la auditoría de los estados financieros del periodo. En cuanto se entendió, los clientes más proactivos incluso se atrevían a sugerirnos aquellos aspectos sobre los cuales teníamos que profundizar más en detalle, dado que les habían comportado una mayor complejidad o consideraban que habían sido más relevantes. En este sentido pues, la aceptación fue bastante generalizada, a pesar de que hubo ciertas “quejas” dado que algunos clientes percibían que la información de las “cuestiones clave” o “aspectos más relevantes” mostraría en realidad, riesgos y debilidades propias de la entidad. Como aspecto positivo, hay que destacar que casi todos los clientes entendieron que los requerimientos de la nueva normativa suponían un esfuerzo adicional del personal más calificado de nuestra firma y más implicación del socio y en general, aceptaron una modificación de los honorarios alrededor del 10% de incremento respecto el año anterior.

La etapa de planificación

La entrada en vigor de las NIA-ES en 2014 ya supuso un cambio en la manera de auditar, pero según mi opinión, las nuevas NIA-ES Revisadas y la NIA-ES 701 han contribuido a interiorizar plenamente que el enfoque de riesgos es la base de nuestro trabajo. Quizás por eso, en el caso de nuestro despacho, la participación del socio en el trabajo, principalmente en la etapa de planificación, ha sido clave.  En la determinación de las cuestiones de mayor significatividad se requiere del juicio profesional del socio, más reflexivo y con más experiencia, pero a su vez el jefe de equipo tiene que saberlo transmitir en función del trabajo que ha ejecutado. Así pues, en despachos de pequeña dimensión, forzosamente el socio o los miembros del equipo con mayor experiencia y criterio son los que tuvieron que realizar un esfuerzo de análisis adicional. Si no hubiera sido así, podríamos haber caído en la trampa de seguir auditando sin una perspectiva global, haciendo pruebas sin sentido y muchas veces “sobreauditando”.


Tal como establece la NIA-ES 300 “Planificación de la auditoría de los estados financieros”, la estrategia global de auditoría tiene que permitir determinar el alcance, el momento de realización y la dirección de la auditoría, y también tiene que guiar el desarrollo del plan de auditoría. Estos aspectos son claves para un desarrollo del trabajo de acuerdo con la normativa y adicionalmente, y no por eso menos importante, son básicos para conseguir que nuestro trabajo sea eficiente y no perdernos en un montón de pruebas que no nos llevan en ninguna parte. Según la NIA-ES 315 (que ya llevamos cuatro años aplicando), la base por el diseño y realización de los procedimientos de auditoría pasa por identificar y evaluar, previamente, los riesgos de incorrección material en los estados financieros y en las afirmaciones sobre tipos de transacciones, saldos contables e información a revelar. Pues bien, ¿como hemos identificado y tratado este riesgo?
En nuestro caso, fue básico disponer de un software informático específico de auditoría para seguir una pauta y poder dejar documentado todo nuestro trabajo realizado en esta etapa de planificación que resumimos a continuación:


– Revisión analítica en la fase de planificación con el fin de obtener un conocimiento suficiente de la entidad y de su entorno.
– Evaluación de riesgos generales: riesgos inherentes, riesgos vinculados al control y riesgo de continuidad de explotación.
– Evaluación de riesgos por áreas de trabajo o ciclos.
– Evaluación del riesgo de fraude.

Como resultado de los procesos anteriores, identificamos una serie de riesgos de incorrección material en determinadas áreas, pero para determinar cuáles eran significativos fue necesaria una interacción importante entre el socio y los miembros del equipo. Diría más, consistió en un trabajo en equipo entre el socio y el encargado del trabajo, que quizás anteriormente no se daba con tanta frecuencia.  Adicionalmente, tuvimos que tener mucho cuidado en documentar correctamente, de acuerdo con la normativa, todo el trabajo realizado y las conclusiones obtenidas en relación con estos riesgos, así como cualquier revisión o cambios en la planificación inicial del trabajo.

Identificación de las cuestiones clave o aspectos más relevantes de la auditoría

Tal como ya hemos anticipado al comienzo del artículo, la gran novedad de las opiniones de auditoría emitidas en el ejercicio 2018 fue, sin duda, la inclusión, de acuerdo con la NIA-ES 701, de las cuestiones clave o los aspectos más relevantes de auditoría.
A modo de recordatorio, tenemos que tener claro que el proceso de identificación de las cuestiones clave o aspectos más relevantes de la auditoría sigue el siguiente esquema:

1) Cuestiones comunicadas a los responsables del gobierno de la entidad.
2) Cuestiones que han exigido una mayor atención por parte del auditor al realizar la auditoría.
3) Cuestiones clave o aspectos más relevantes de la auditoría (las de mayor significatividad).

Siguiendo este esquema, tuvimos que determinar, entre las cuestiones comunicadas a los responsables del gobierno de la entidad aquellas que nos requirieron atención significativa y para hacerlo tuvimos que tener en cuenta el apartado 9 de la NIA-ES 701, que se resume en el esquema siguiente:

Entre las cuestiones identificadas en conformidad con este esquema, tuvimos que determinar las de mayor significatividad y estas fueron, en consecuencia, las cuestiones clave o aspectos más relevantes de la auditoría que se pusieron de manifiesto en el informe.

En este proceso de selección, la interacción entre el socio y el equipo de nuevo fue básica, dado que requirió básicamente de nuestro juicio profesional y de reflexiones que tuvimos que hacer entre todos.  Teníamos claras las áreas identificadas de más riesgo (las habíamos determinado conjuntamente en la etapa de planificación), pero la duda que se nos planteaba era cuál o cuáles elegíamos para incluir en el informe; ¿con una es suficiente? ¿por qué no todas? ¿es obligatorio mencionar siempre una?  La decisión no fue fácil, sobre todo en los primeros informes que firmábamos.  En aquellos casos donde la importancia relativa del área era relevante o en aquellas áreas en que se incluían estimaciones u otros cálculos más complicados lo teníamos claro, pero a veces, porque no decirlo, se nos hacía muy difícil determinar qué aspecto poníamos de manifiesto en el informe, y nos planteábamos qué ocurría, también, si no poníamos ninguno. Respecto a este último punto, en nuestro despacho adoptamos la política de que se podíamos emitir informes sin mencionar ningún aspecto relevante solo en los casos de entidades sin actividad o aquellas en que no hubiera áreas de riesgo de incorrección material ni cálculos complejos. Aunque hay que constatar que, finalmente, en todos los informes firmados hubo como mínimo un aspecto relevante.

En cuanto a la redacción de cada cuestión clave o aspecto más relevante de la auditoría en el informe, querría destacar que no tuvimos ningún tipo de dificultad al explicar el motivo por el cual la cuestión era considerada de mayor significatividad ni al explicar los procedimientos o pruebas aplicadas. Lo que si se nos planteó como tema de discusión fue el hecho de si teníamos que concluir o no respecto al resultado de los procedimientos aplicados. Finalmente, y dado que la normativa no lo indica, decidimos no concluir al respecto, a no ser que el cliente así nos lo pidiera expresamente, cosa que sucedió en contadas ocasiones.

La comunicación de las cuestiones clave a los responsables de gobierno

Recordemos, antes que nada, que las cuestiones clave o aspectos más relevantes hay que seleccionarlos entre las cuestiones previamente comunicadas a los responsables del gobierno de la entidad y que esta comunicación tiene que ser el punto de partida dentro del proceso de identificación de estas cuestiones, siguiendo el esquema expuestos en el punto anterior.


La NIA-ES 260 Revisada, también de nueva aplicación, es la que establece las pautas de comunicación del auditor con los responsables del gobierno de la entidad y la forma de documentar toda esta comunicación.

Tal y como he explicado al principio de este artículo, las primeras comunicaciones con los responsables de los órganos de gobierno de la entidad se mantuvieron apenas llegando de vacaciones, para comunicarles los principales cambios en los modelos de informes de auditoría y sus implicaciones. Dado que la comunicación principalmente era verbal, posteriormente redactábamos un pequeño “memorándum” donde constaban los puntos tratados y las personas a quienes nos habíamos dirigido, para documentar debidamente en los papeles de trabajo la comunicación mantenida. Cabe destacar que las NIA-ES establecen la obligatoriedad de comunicar por escrito solo las cuestiones relativas a la independencia en auditorías de entidades de interés público y la comunicación de las deficiencias significativas en el control interno, pudiendo realizarse verbalmente el resto de las comunicaciones. A pesar de todo, en ocasiones sí que nos encontrábamos con problemas a la hora de determinar a quién dirigíamos nuestras comunicaciones, ya que en este tipo de entidades con las que trabajamos, a menudo el órgano de gobierno no está implicado en la dirección financiera y algunas veces (más de las deseadas) no cree necesario implicarse. En estos casos sí que optábamos por una forma de comunicación escrita, para dejar constancia de que nos habíamos dirigido a la persona adecuada.

Segundo año de aplicación

Actualmente, ya en plena etapa preliminar de las auditorías del ejercicio 2018, es importante resaltar que cuando nos hemos reunido de nuevo con el equipo para identificar y evaluar los riesgos de incorrección material en los estados financieros, en aquellas entidades donde no ha habido ningún hecho relevante diferente al año anterior, hemos observado que probablemente los aspectos claves o relevantes, tendrían que ser los mismos que el año anterior. Y si este hecho se produce año tras año, corremos el riesgo de que los aspectos comunicados en el informe de auditoría se conviertan en un “copy-paste” repetitivo que no aporten ningún tipo de valor.  Probablemente este primer año de aplicación nos hemos ganado de nuevo la confianza de los clientes, pues los nuevos informes nos han permitido explicar nuestro trabajo y trasladar a los usuarios de la información aquellos aspectos que más nos han preocupado. Pero si cada ejercicio destacamos los mismos aspectos, cosa que puede suceder perfectamente en el tipo de entidades que auditamos si no hay algún hecho excepcional, los informes de auditoría se volverán a percibir como repetitivos y de poca utilidad. Quizás entonces hará falta un nuevo cambio de enfoque en los informes y una nueva normativa….

Y ya para concluir y como resumen de este artículo, quiero destacar que, en nuestro caso, las horas de dedicación a los encargos de auditoría se han visto incrementadas en un porcentaje aproximado del diez por ciento respecto al tiempo utilizado el año anterior. En mi caso, la percepción es que la mayor participación en el trabajo como socio de los encargos y la interacción más frecuente con el equipo y el cliente ha supuesto mejorar la calidad de los trabajos, poder interiorizar, de una vez por todas y de forma efectiva, la planificación por riesgos y poner de manifiesto aquellos aspectos importantes de la entidad que quizás no se mencionaban en informes anteriores. Todo esto, que no es poco, es lo que sacamos de positivo de este primer año de experiencia en la aplicación de los nuevos informes de auditoría.


Eva Aldeguer
Miembro del Comité Técnico y del Consejo Directivo del Colegio de Censores Jurados de Cuentas de Catalunya.
Artículo publicado al n.º 83 de la Revista el Auditor, noviembre 2018, editada por el CCJCC.

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