Ésa es una pregunta que a menudo nos hacemos los peritos economistas (al menos en nuestra firma); y para ser sinceros, no tiene fácil respuesta debido a que trabajamos en múltiples contextos y temáticas. Sin embargo, nuestra experiencia profesional nos ha permitido obtener algunas conclusiones que nos gustaría compartir identificando las principales problemáticas que (abogados y peritos economistas) podemos encontrarnos y que resumimos a continuación:

  • Una inadecuada interlocución y empatía entre abogado y perito economista: No es posible hacer bien tu trabajo cuando no tienes una actitud proactiva que te permita entender la problemática existente y qué se espera de ti. Y para ello es preciso un buen conocimiento mutuo entre el profesional del derecho y el perito.
  • Deficiente comprensión de la estrategia procesal por parte del perito: Por causas que pueden ser diversas (falta de comunicación, premura de tiempo, falta de interés del perito, etc…) el perito no tiene clara la estrategia procesal que contextualiza el trabajo a desarrollar, hecho que limita un adecuado enfoque y la calidad de su trabajo. Por tanto, el perito debe solicitar la información necesaria para entender en qué contexto se va a mover, la información que va a disponer y en su caso replantear el objeto del dictamen pericial.
  • Necesidad de reforzar el enfoque de la demanda desde el punto de vista económico: A menudo se incluyen planteamientos y/o cálculos que no responden a una determinada lógica económica o bien pueden ser mejorados, hecho que pasa necesariamente por el intercambio de puntos de vista entre abogado y economista.
  • Limitaciones de tiempo (plazos) y/o información (fuentes): La falta de planificación y en algunos casos el no acceso a información relevante puede limitar enormemente la calidad del trabajo a realizar por el perito. En éstas situaciones, el perito debe sacar lo mejor de sí mismo: Trabajar rápido pero bien, buscar fuentes de información alternativas o bien metodologías que simplifiquen su cálculo, ir a lo esencial y no perderse en tribulaciones que aportan poco o nada al informe.
  • Deficiente orientación del informe pericial económico a las necesidades del procedimiento: Es muy habitual leer informes con una clara tendencia (consciente o no) a utilizar en exceso los tecnicismos y un lenguaje poco comprensible; si a ello añadimos una cierta sensación que los honorarios se justifican por la cantidad de hojas, el resultado final es el menos deseado:  informes largos y farragosos, poco entendibles y que en nada ayudan la labor del abogado y del juez. Pues bien, nuestra experiencia nos dice que en general, tanto abogados como jueces valoran muy positivamente informes sintéticos, con gráficos explicativos y conclusiones claras.
  • Informes con evidente sesgo jurídico:  No le corresponde al perito ejercer de abogado, y mucho menos de juez; en consecuencia, sus informes deben responder a criterios económicos sólidos, prudentes y en la medida de lo posible comprensibles. Además, la experiencia indica diáfanamente que informes periciales económicos con sesgo jurídico perjudican no sólo a la credibilidad del perito sino también al abogado y en última instancia al cliente.
  • Inadecuada preparación de la vista, déficit de solvencia y comunicación en la defensa del informe ante el juez: Trabajar bien el informe es condición necesaria pero no suficiente para hacer un buen trabajo en la vista oral; es preciso también preparar la vista con el abogado y, sobretodo, tener la capacidad de comunicar de forma tranquila, pedagógica, clara y concisa aquellas cuestiones que fundamentan las conclusiones del informe. Y esa cualidad debe trabajarse en igual o mayor medida que la parte técnica y de elaboración del informe pericial.